Una de las primeras películas que ví en formato DVD fue una hermosa adaptación de un libro de un desconocido escritor llamado Jim Harrison y llevado a la gran pantalla por un emergente y en pleno estado de gracia Edward Zwick. Aquella película que disfrute en la TV de mi habitación junto a mi padre se llamaba “Legends of the Fall” y fueron tantas las sensaciones que me despertó aquel film que desde entonces el llamado SEPTIMO ARTE se ha convertido en mi leal aliado en tiempos de escases y abundancia.
Esta película caló en mi imaginario la percepción de que un buen director no es aquel que recurre a las grandes estrellas del momento o el que recubre una atractiva historia con un solvente guión sino aquel que valiendose de unas buenas caracterizaciones la dá un protagonismo imperante al propio empaque visual (música, decorados, los contraluces y paletas de colores de los fotogramas) para contar una buena historia y en el que todos estos elementos juegan como cualquier actor de carne y hueso. Por eso halago el buen oficio de este director, tanto, como los tratados (obras cinematográficas) de Tim Burton (Sleepy Hollow, Big Fish, Sweeney Todd…); Ang Lee (Sense & Sensibility, Crouching Tiger Hidden Dragon, Lust Caution y el bellísimo poema visual por estrenarse Life of Pi); Peter Jackson (Heavenly Creatures, The Lovely Bones, The Lord of the Ring…); Jean-Pierre Jeunet (Un long dimanche de fiançailles, Le fabuleux destin d'Amélie Poulain…) entre otros…etc.
“El último Samurai” ha sido bajo mi ángulo crítico la mejor actuación de Tom Cruise en su altibaja carrera con permiso de sus papeles en “Magnolia” y “Minority Report” que también fueron excelentes. Por su parte Ken Watanabe se rivalidó como el mejor actor de su nación en la actualidad. La película en general destacó en casi todos los aspectos: las actuaciones fueron memorables (Cruise y Watanabe); la historia que cuenta basada en los eventos de la Rebelión Satsuma está ligeramente solventada por unos diálogos sosegados y otras veces vehementes pero que sostienen la historia; un director volviendo a su estado de gracia; la fotografía, banda sonora, decorados, vestuarios, sonidos, edición impecables pero que lastimosamente fueron eclipsados por otra gran superproducción en los Oscars de 2004.
Datos de producción:
El excelente trabajo de ambientación y decorados de la película hace parecer como si toda la producción hubiese sido rodada en suelo nipón sin embargo y para asombro de muchos la mayoría de los platós fueron diseñados en Nueva Zelanda y en los mísmisimos estudios de la Warner Bros, en Burbank, California. Como justo reconocimiento por tan admirable trabajo Lilly Kilvert y Gretchen Rau fueron nominadas al Oscar en la categoría de mejor dirección artística.
Ngila Dickson la diseñadora del vestuario tuvo que multiplicarse por dos para cumplir su congestionada agenda ya que también fue la encargada de los atuendos de la otra superproducción de aquel año… dar un salto creativo de la tierra Media hasta las posesiones samuráis de los años 1870.