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- 28 Ago 2012
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Actores que modifican su físico, para interpretar diversos personajes.
El desafío de los actores bajando o subiendo notoriamente de peso para alterar su figura de cara a un rol importante no es cosa nueva, desde ya, pero en esta temporada coinciden varios que se han destacado tanto por su actuación como por su cambio radical.
Christian Bale engordó 18 kilos para su papel en Escándalo americano de David O. Russell. Lo contrario hicieron los protagonistas de Dallas Buyers Club (que acá se estrenará bajo el título El club de los desahuciados): Matthew McConaughey bajó nada menos que 22 kilos para su papel de enfermo de VIH y su compañero de reparto Jared Leto bajo 14 y se depiló las cejas para encarnar a un transexual.
Tanto Escándalo... como El club... están nominadas a Mejor película, mientras que Bale y Leto compiten en la categoría de Mejor actor de reparto. McConaughey, por su parte, acompaña este radical (y de a ratos tenebroso) cambio físico con un renacer en su carrera: ya ganó el Globo de Oro, el premio del Sindicato de Actores y va directo a llevarse el Oscar (DiCaprio, una vez más, se lamenta). A eso le suma unos minutos gloriosos en otra nominada, El lobo de Wall Street (Martin Scorsese) y su notable protagonismo en la serie True Detective, que empezó hace un par de semanas en HBO. Pero, como decíamos más arriba, este tema no es nuevo. De hecho, tanto Bale como Leto ya se han "inflado y desinflado" físicamente varias veces. El actor galés mantuvo una dieta de una manzana y un café diarios para llegar a los 50 kilos y así darle extremo realismo a su papel en El maquinista. Dicen que quería llegar a los 45 kilos y que en la producción le dijeron que se quedara en los 50, que ya era suficiente.
Eso fue en 2004. Al año siguiente, Bale reapareció en cine interpretando a Batman, con el aumento de peso y masa muscular que esto implica. Un cambio radical. Y la transformación de Bale no termina ahí: siguió con la saga de El caballero de la noche y, en el medio, volvió a quedarse en los huesos para El ganador, donde interpretaba a un ex boxeador y fumador de crack. Por aquel rol, en una película también dirigida por David O. Russell, Bale se llevó el Oscar a Mejor actor de reparto.
Leto, que también es líder y vocalista de 30 seconds to Mars, tampoco se queda atrás. En 2007 subió nada menos que 20 kilos para interpretar a Mark David Chapman, asesino de John Lennon, en la película Chapter 27.
Una garantía: premio o nominación aseguradas
Estos cambios parecen ser una forma casi infalible de seducir a la Academia. Sin ir más lejos, el año pasado, Anne Hathaway se llevó al estatuilla a Mejor actriz de reparto por su rol en Los Miserables de Tom Hooper, una película, por lo demás, francamente nefasta. La misma fórmula siguió un par de años antes Natalie Portman, que adelgazó bastante para darle fragilidad a su protagónico en El cisne negro de Darren Aronofsky. Y, claro, se llevó el Oscar a Mejor actriz.
Tarea difícil la de Charlize Theron para ganar el Oscar, el Globo de Oro y el Oso de Plata: borrar su belleza y volverse desagradable. Y fue lo qeu hizo para Monster (2003).
Grandes actores han conseguido sus premios acompañando sus actuaciones con alteraciones físicas. El propio McConaughey dijo que habló con Tom Hanks para pedirle consejos sobre cómo lucir desmejorado. Hanks lo mandó a ver Náufrago, por la que si bien no ganó el Oscar al que estaba nominado sí quedó en la historia.
Maestro en el arte de resurgir de las cenizas, Mickey Rourke sorprendió a todos en 2008 con su papel en El luchador de Aronofsky, donde interpreta a un profesional de la lucha libre en decadencia. Drama austero, le valió el Globo de Oro, el premio Bafta y la nominación como Mejor actor en los Oscar de 2009. Subió 14 kilos y siguió un entrenamiento de lucha libre real.
Por El pianista de Roman Polanski, Adrien Brody se convirtió, en 2002, en el actor más joven en ganar el Oscar, con 29 años. El casting de aquel film fue duro, con más de 1400 actores, para lo que Brody se encargó de perder 14 kilos.
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American history X |
Para interpretar Jake LaMotta, el boxeador de Toro salvaje (1980), una de las más grandes películas de Martin Scorsese, Robert De Niro engordó 27 kilos. Esto se tradujo, obviamente, en el merecido Oscar a Mejor actor.
Aquella impactante subida de peso de De Niro fue un record. Sin embargo, siete años más tarde, Vincent D’Onofrio subó unos imponentes 30 kilos para su rol en Nacido para matar de Stanley Kubrick.