Siempre he sabido que podemos confiar los unos en los otros. Incluso en esos momentos, en los que no se sabe que hacer porque nos ocurren tantos problemas. Ustedes son las personas más importantes de mi vida, con las que puedo contar sin temor a que me juzguen, o me mal aconsejen. Siempre he pensado que soy afortunado en haberlos encontrado, porque de no haber sido así, no tengo idea de como habría salido adelante cada vez que la vida me daba sorpresas desagradables.
No importa cuantos años pasen, ni si tomamos un rumbo distinto. Dicen que los lazos verdaderos de amistad, no pueden romperse bajo ninguna circunstancia. Sé que a pesar de todo, seguiremos apoyándonos los unos a los otros como hemos hecho hasta ahora, siempre leales, siempre alegres.
Aún recuerdo cuando nos quedabamos hasta tarde, hablando acerca de lo que nos depararía el futuro. Hoy, ese es un momento que está cada vez más cerca y tendremos que tomar decisiones. No les mentiré, todavía siento miedo de no lograr todo lo que quiero hacer con mi vida y de tener poco tiempo, para verlos de vez en cuando.
Pero aún con todo, voy a procurar ir siempre con la cabeza en alto como me han enseñado ustedes. Porque si algo he aprendido durante este tiempo en el que hemos convivido los unos con los otros, es que nunca debo darme por vencido.
Gracias por hacerme comprender que siempre se puede sacar lo mejor de cada situación. Gracias por estar ahí sin fallar ni una sola vez. Jamás dejarán de estar en mi corazón.